sábado, 10 de abril de 2010

Los ríos de la vertiente atlántica


La vertiente atlántica comprende los ríos que vierten sus aguas al océano Atlántico. Los más importantes son el Duero, el Tajo, el Guadiana y el Guadalquivir.


  • EL DUERO

El río Duero nace en los Picos de Urbión (Sistema Ibérico) y desemboca formando un estuario en Oporto (Portugal). Su cuenca drena la Submeseta Norte y es la más grande de toda la Península, con 97.290 km2, de los cuales 78.952 pertenecen a España. Su curso es tranquilo excepto en el primer tramo de montaña y en los Arribes, en la frontera portuguesa, donde se encaja en las rocas formando el mayor desfiladero de toda la Península. Este tramo ha sido aprovechado para la construcción de grandes embalses.
Su caudal medio en la frontera con Portugal es de 358 m3/s, pero aumenta a más de 600 en la desembocadura, gracias a las precipitaciones que recibe en el último tramo. Tanto este río como sus grandes afluentes tienen un régimen hídrico que varía desde el pluvio-nival en las cabeceras, al pluvial de la mayor parte del recorrido.

Los colectores de la derecha son los que aportan la mayor parte de su caudal. Presentan una red muy jerarquizada en torno a tres ríos -Pisuerga, Esla y Valderaduey-, cada uno de los cuales tiene su propia red de afluentes. En cambio, los de su izquierda, mucho más modestos, fluyen en paralelo hasta el mismo Duero y sin apenas afluentes de importancia. El más caudaloso es el río Tormes.

  • EL TAJO

El río Tajo nace en la sierra de Albarracín (Sistema Ibérico) y desemboca en Lisboa (Portugal) en un gran estuario. Es el río más largo de la península Ibérica, con una cuenca de 81.947 km2, de los cuales unos 55.800 están en España. Como indica su nombre, tanto en la cabecera como en su tramo medio, discurre en ocasiones por notables angosturas o tajos.

Los afluentes más importantes los recibe por el norte, son los ríos Jarama, Alberche, Tiétar, Alagón y Zezere, ya en Portugal. Su caudal aumenta en el tramo portugués, a causa de las mayores precipitaciones, llegando en la desembocadura a unos 500 m3/s. Tiene un régimen hídrico pluvio-nival en la cabecera, que enseguida se transforma en pluvial para la mayor parte de su recorrido.

El curso está muy alterado por las intervenciones humanas: desde los embalses para la producción de energía hasta el trasvase Tajo-Segura.

  • EL GUADIANA

El río Guadiana es un río atípico, ya que no nace en las montañas sino en plena llanura manchega. Tras drenar una cuenca de 60.256 km2 desemboca en Ayamonte (Huelva), donde forma un estuario que sirve de frontera con la vecina Portugal.

Tiene un régimen hídrico pluvial. Su caudal es muy pobre porque tanto él como sus afluentes nacen a escasa altitud y atraviesan regiones de bajas precipitaciones. Por ejemplo, en Badajoz su caudal medio es de apenas unos 80 m3/s. Sin embargo, en época de lluvias es capaz de experimentar grandes crecidas.

Sus afluentes principales son, por la derecha, el Cigüela, el Záncara y el Bullaque; y por la izquierda el Jabalón, el Zújar y el Matachel.

La sobre explotación de su cabecera ha secado su tramo alto desde finales de los años ochenta, por lo que, actualmente, su nacimiento se produce 150 km más abajo, a la altura de las Tablas de Daimiel. Su curso está regulado por numerosos embalses, que se destinan al riego de la vega.

  • EL GUADALQUIVIR

El río Guadalquivir nace en la Sierra de Cazorla (Cordillera Subbética) y, tras recorrer unos primeros kilómetros de fuertes pendientes, fluye tranquilo y casi al nivel del mar durante todo su recorrido, hasta su desembocadura en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). El último tramo de su recorrido alimenta una zona semipantanosa de marismas que se ha ido rellenando con los limos y sedimentos que arrastra el propio río.

Drena una cuenca de 51.121 km2. Tiene un caudal de 160 m3/s, con grandes crecidas y profundos estiajes. Como sus afluentes, Guadalimar, Guadalén y Jándula, entre otros, nace en montañas de poca altitud, por lo que tiene un régimen pluvial mediterráneo. Únicamente el Genil, que es su principal afluente, nace a más de 3.000 m en Sierra Nevada y tiene un régimen nival en la cabecera.


viernes, 9 de abril de 2010

Los factores del clima


Los factores que influyen en el clima de un lugar son:
  • La latitud.
  • La altitud.
  • La distancia del mar.
  • El relieve.
Los elementos que modifican los factores son:
  • Temperatura.
  • Humedad y precipitaciones.
  • Presión y vientos.

La altitud


Repercute tanto en las temperaturas como en las precipitaciones. El efecto de la altitud sobre las temperaturas consiste en que provoca su disminución, a razón de 1º C cada 150 metros. La explicación es que con la altura disminuye la densidad del aire y cuanto menos denso es el aire, menos capacidad tiene para retener y reflejar el calor. Las precipitaciones, en cambio, aumentan con la altitud, ya que el aire al elevarse se enfría y al enfriarse alcanza su nivel de saturación, lo que provoca la condensación del vapor de agua y la aparición de las precipitaciones. Las montañas de hecho, son las causantes de un tipo peculiar de precipitaciones, llamadas precipitaciones de relieve, que se originan cuando una masa de aire húmeda tropieza con una montaña y se ve obligada a ascender para poder salvar el obstáculo montañoso y continuar su camino. Hay que tener en cuenta que las zonas más elevadas de las montañas a partir de los 3 000 metros en la zona templada y de los 5 000 en la zona tropical, registran en general una gran escasez de precipitaciones, puesto que cuando llegan a cierta altitud las masas de aire ya han descargado toda la humedad.

La latitud


Es determinante para la distribución de las temperaturas sobre el palneta.
Los rayos del Sol inciden perpendicularmente en una franja situada a norte y sur del ecuador, delimitada por el trópico de Cáncer y el trópico de Capricornio.
Esta zona, por ser aquella en que la radiación solar registra una mayor intensidad, es la más cálida del globo terrestre.
A partir de los dos trópicos, los rayos del Sol inciden siempre sobre la Tierra oblicuamente, siendo mayor su inclinación cuanto mayor es el alejamiento del ecuador y la proximidad a los polos.
También ocurre que, cuanto mayor es la distancia de un punto al ecuador, más larga es la noche y más corto es el día, durante la mayor parte del año y como consecuencia es menor el número de horas de Sol y menor también la cantidad de calor y energía. Por todo ello, en función de la latitud y de la consiguiente variación de las temperaturas, la superficie de la Tierra puede dividirse en cinco grandes zonas.
  • Una zona cálida, comprendida entre los 35º de latitud norte y sur, donde las temperaturas no bajan nunca de los 20º.
  • Dos zonas templadas, que se extienden aproximadamente de 35º a 66º de latitud, una al norte y otra al sur del ecuador donde las temperaturas oscilan entre los 20º C y -10º C.
  • Dos zonas frías, situadas por encima de las latitudes de 66º, norte y sur, donde las temeperaturas no superan nunca los 10º C y puedadn descender por debajo de -20º C.